“TODAS LAS DEUDAS SE PAGAN”
“Todos los
plazos se cumplen y todas las deudas se pagan”, dice Zorrilla por boca de Don Juan. Por lo visto, hay deudas, que aún no se han pagado. Varios colegas así lo afirman. Hablan de
que con el concepto de “excelencia”,
algunos “crímenes voluntaria o
involuntariamente pueden ser cometidos”. Creo
que exageran. Claro que ellos hablan de “cadáveres
en el camino”, no en sentido físico, sino académico, psicológico o político.
A renglón seguido, piden que no dé su identidad, “dado que los envites
recibidos no han sido, ni inventados ni pequeños”.
Pero es elocuente que
quienes escriben sobre las elecciones a
Rector -que son decenas-, pidan no aparecer. Lo entiendo perfectamente. Estamos
en una institución miedosa, y esto se
pega. Es como una enfermedad. Por eso propongo que se creen “unidades
de tratamiento del miedo” en la UMU. El miedo hay que considerarlo como lo
que es, un problema de salud. En mi caso, me relaja tararear: "Tengo miedo,
mucho miedo, miedo de quererte….", (a la UMU, claro).
Pero, ¿es
cierto que alguien ha dejado “cadáveres en el camino”? No me lo creo. Pero si
es así, debe pagar sus deudas cuanto antes. De lo contrario se encontrará con el Retorno de los Muertos: La víctima retorna amenazante una y
otra vez. No son invenciones mágicas o
cuentos chinos, sino algo que tiene lugar en el mundo interno del agresor. Me estoy refiriendo a una persecución
psicológica, y por lo tanto omnipotente ante la que no es posible escapar.
En la literatura, en el cine, y el arte en general, aparece el fenómeno de forma persistente y
reiterativa: Antígona con su insistencia en una demanda incondicional: el
entierro apropiado de su hermano; el padre de Hamlet, que vuelve de la tumba
con la demanda de que el príncipe vengue su muerte; y los acontecimientos
traumáticos de la Guerra Civil, el Holocausto o el Gulag son casos ejemplares
del retorno de los muertos. Las sombras de las víctimas, continúan persiguiendo
como muertos-vivos.
Pero, ¿por qué vuelven “los muertos”? La respuesta
es que no están bien enterrados.
Su retorno materializa una deuda simbólica. No hay más remedio que
pagar esa deuda. De esta forma “el
muerto” queda inscrito en el texto de la tradición simbólica.
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Ajenos a estos planteamientos, los turiferarios de
la UMU, ya han puesto en marcha el butafumeiro.